La violencia doméstica puede presentarse de muchas formas y afecta a personas de diferentes contextos. Esta realidad, a menudo oculta y difícil de enfrentar, requiere que las víctimas conozcan sus derechos y los recursos legales que tienen a su alcance para poder salir de esa situación. 

En este artículo, vamos a mostrarte cómo denunciar si estás sufriendo violencia doméstica y qué medidas legales puedes tomar para protegerte, con el objetivo de que puedas recuperar el control de tu vida y sentirte segura/o nuevamente.

¿Qué es la violencia doméstica?

La violencia doméstica incluye cualquier tipo de maltrato físico, psicológico, sexual o económico que se produce dentro del entorno familiar. No solo abarca la violencia entre parejas, sino también la que ocurre entre otros miembros de la familia, como hijos, padres o personas convivientes. Según el Código Penal español, en su artículo 173.2, comete este delito quien ejerza violencia física o psíquica de forma habitual sobre el cónyuge, ascendientes, descendientes u otras personas especialmente vulnerables que convivan con el agresor. Asimismo, el artículo 153 CP establece penas para quienes golpeen o maltraten a cualquier persona mencionada, incluso si las lesiones no son graves.

Primer paso: Denunciar la violencia

Si sufres violencia doméstica, es fundamental que denuncies lo antes posible. La denuncia no solo ayuda a iniciar el proceso judicial, sino que también activa medidas de protección para evitar que sigas sufriendo agresiones. Puedes presentar una denuncia:

  1. En una comisaría de Policía o Guardia Civil: Las fuerzas de seguridad están capacitadas para recibir denuncias de violencia doméstica y orientarte sobre los pasos a seguir. Incluso puedes pedir que un agente de tu mismo género te atienda si eso te hace sentir más cómoda/o.
  2. En el juzgado de guardia: También puedes acudir directamente al juzgado de guardia para presentar tu denuncia. Allí se tramitarán medidas de protección urgentes conforme a lo previsto en la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
  3. En un centro de salud u hospital: Si has sufrido lesiones, es fundamental que acudas a un centro médico. Los profesionales sanitarios elaborarán un parte de lesiones, que servirá como prueba en el proceso judicial, y podrán ayudarte a presentar la denuncia, cumpliendo con el deber de comunicar a las autoridades cualquier indicio de delito, según lo previsto en la ley.

¿Qué pruebas necesitas?

Es importante recopilar todas las pruebas posibles para apoyar tu denuncia. Algunas de las pruebas que pueden ser útiles incluyen:

  • Partes médicos de lesiones: Cualquier documento que certifique las lesiones sufridas será fundamental para tu caso, de acuerdo con el artículo 262 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que obliga a los médicos a informar sobre cualquier indicio de delito.
  • Mensajes, correos electrónicos o grabaciones: Si el maltrato incluye amenazas, insultos o coacción por medios electrónicos, es importante conservar estos mensajes. Estas pruebas pueden ser consideradas por el juez, según lo establecido en la Ley de Enjuiciamiento Criminal, para determinar las medidas cautelares y, eventualmente, la condena.
  • Testigos: Si alguna persona cercana ha presenciado los actos de violencia, puede testificar en tu favor. La declaración de testigos es una de las pruebas válidas según el artículo 710 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.

Órdenes de protección y medidas cautelares

Una vez que se presenta la denuncia, el juzgado puede dictar medidas cautelares para protegerte del agresor. La orden de protección, regulada principalmente por el artículo 544 ter de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, es una medida urgente que puede incluir, entre otras:

  • Prohibición de acercamiento y comunicación: Conforme al artículo 544 bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, el juez puede dictar la prohibición de acercamiento del agresor hacia la víctima o la prohibición de comunicarse con ella a través de cualquier medio. Esta medida es inmediata y busca evitar situaciones de riesgo para la víctima.
  • Medida de alejamiento: Asegura que el agresor mantenga una distancia mínima contigo, de forma similar a la orden de alejamiento prevista en el artículo 48 del Código Penal, que puede incluir además la prohibición de residir en determinados lugares.
  • Retirada de la custodia de los hijos: Si el agresor tiene la custodia compartida de los hijos, el juez puede retirársela para proteger a los menores, tal y como establece el artículo 65 del Código Civil, asegurando que prevalezca el interés superior del menor en situaciones de riesgo.

Estas medidas tienen como objetivo garantizar la protección inmediata de las víctimas, evitando así que puedan volver a sufrir situaciones de violencia. Además, se pueden activar otros recursos, como el botón del pánico o la teleasistencia, para proporcionar una protección más efectiva, conforme al Estatuto de la Víctima del Delito.

Recursos de apoyo para las víctimas

En España existen múltiples recursos destinados a apoyar a las víctimas de violencia doméstica:

  • 016: Teléfono de atención a las víctimas: Este es un número gratuito y confidencial al que puedes llamar para recibir asesoramiento. No deja rastro en la factura telefónica, aunque es recomendable eliminar el registro de llamadas en el dispositivo. Según la Ley Orgánica 1/2004, las víctimas de violencia de género y doméstica tienen derecho a recibir atención y asesoramiento en cualquier momento.
  • Centros de emergencia y casas de acogida: Si tu situación es de riesgo, puedes acceder a centros de acogida donde recibirás apoyo tanto material como psicológico, conforme a lo previsto en la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.
  • Asistencia jurídica gratuita: Como víctima de violencia doméstica, tienes derecho a asistencia jurídica gratuita, tal y como lo establece el artículo 20 de la Ley de Asistencia Jurídica Gratuita. Esto garantiza que un abogado especializado te acompañe durante todo el proceso judicial, sin importar tu situación económica.

Proceso judicial: ¿Qué esperar?

Una vez presentada la denuncia, se iniciará un proceso judicial. A continuación, vamos a hablaros de las fases principales:

  • Medidas urgentes de protección: En primer lugar, el juez decidirá sobre las medidas cautelares para garantizar tu seguridad. Esta decisión se toma generalmente en un plazo de 72 horas desde la denuncia, según lo dispuesto en el artículo 798 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
  • Juicio rápido: En muchos casos de violencia doméstica se lleva a cabo un juicio rápido, especialmente si existen pruebas claras. Este procedimiento está regulado en el artículo 795 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, y tiene como objetivo resolver el caso de manera rápida para evitar que el agresor pueda volver a causarte daño.
  • Sentencia y condena: Si el agresor es declarado culpable, el juez dictará una sentencia que puede incluir desde penas de prisión hasta órdenes de alejamiento o trabajos en beneficio de la comunidad, conforme a lo establecido en los artículos 35 y 39 del Código Penal.

Consejos prácticos para tu protección

  • Habla con personas de confianza: Si estás en una situación de violencia doméstica, es importante que cuentes lo que está sucediendo a alguien en quien confíes. Esto puede ayudarte no solo emocionalmente, sino también a la hora de recopilar pruebas.
  • Plan de emergencia: Prepara un plan de emergencia por si tienes que abandonar tu hogar de manera rápida. Este plan puede incluir tener un bolso preparado con documentación, dinero y lo esencial para tus hijos, si los tienes. La Ley 4/2015 del Estatuto de la Víctima del Delito otorga a las víctimas el derecho a recibir información sobre cómo crear un plan de seguridad personal.
  • Solicita ayuda psicológica: No subestimes el impacto emocional que la violencia puede tener en ti. Buscar apoyo psicológico te ayudará a enfrentar el proceso judicial y a empezar una nueva vida sin violencia. Este apoyo es parte de las medidas de asistencia integral recogidas en la Ley Orgánica 1/2004.

En conclusión, denunciar la violencia doméstica es un paso difícil, pero necesario para garantizar tu seguridad y empezar a construir una vida sin miedo. Tienes derecho a vivir sin violencia, y la ley te ofrece mecanismos de protección y apoyo para ello. Si estás sufriendo violencia doméstica, recuerda que no estás sola/o; existen recursos, tanto jurídicos como asistenciales, para ayudarte.