Conducir bajo los efectos del alcohol es una de las infracciones más graves en materia de seguridad vial, ya que pone en peligro la vida tanto del propio conductor como de terceros. En España, dependiendo de la tasa de alcohol detectada y de las circunstancias, este comportamiento puede ser sancionado como una infracción administrativa o puede considerarse un delito.
En este artículo vamos a explicarte las diferencias entre ambos casos: cuándo el hecho de conducir bajo los efectos del alcohol supone una sanción administrativa y cuándo se convierte en un delito. Además, veremos las consecuencias legales en cada situación, y cómo se aplican las sanciones y penas.
Conducir bajo los efectos del alcohol: ¿qué dice la ley?
La Ley de Seguridad Vial y el Código Penal regulan de manera clara las consecuencias de conducir bajo los efectos del alcohol. El límite permitido depende de varios factores, como la antigüedad del carné del conductor y la naturaleza del vehículo. En general:
- Conductores generales: El límite máximo es de 0,25 mg/l de alcohol en aire espirado (o 0,5 g/l en sangre).
- Conductores noveles y profesionales: El límite máximo se reduce a 0,15 mg/l de alcohol en aire espirado (o 0,3 g/l en sangre).
Sanción administrativa: Tasa de alcohol de 0,25 a 0,60 mg/l
Cuando la tasa de alcohol supera esos límites y se encuentra entre 0,25 mg/l y 0,60 mg/l en aire espirado, o entre 0,5 g/l y 1,2 g/l en sangre, estaríamos ante una infracción administrativa muy grave, que se encuentra establecida en el artículo 77.c) de la Ley de Seguridad Vial.
Las sanciones en estos casos son impuestas por la Dirección General de Tráfico (DGT) y no constituyen un delito. Las consecuencias de una sanción administrativa pueden incluir:
- Multas
- Pérdida de puntos del carné de conducir
- Suspensión del carné de conducir
En concreto, las sanciones a imponer serán las siguientes:
- Si se detecta entre 0,25 mg/l y 0,50 mg/l, la multa será de 500 euros y la retirada de 4 puntos del carnet de conducir.
- Si la tasa está entre 0,50 mg/l y 0,60 mg/l, la multa asciende a 1.000 euros y la pérdida de 6 puntos del carnet.
- Para los conductores profesionales y noveles, con tasas de entre 0,15 mg/l y 0,30 mg/l, la sanción es de 500 euros y la retirada de 4 puntos.
Delito contra la Seguridad Vial: Tasa de alcohol superior a 0,60 mg/l
Por otro lado, cuando la tasa de alcohol en sangre o en aire espirado supera ciertos límites o se dan circunstancias agravantes, el comportamiento pasa a ser considerado un delito contra la seguridad vial, tipificado en el artículo 379 del Código Penal. Este delito se puede dar en dos supuestos:
- Tasa de alcohol superior a 0,60 mg/l en aire espirado o 1,2 g/l en sangre. Alcanzar o superar estas tasas convierte automáticamente el comportamiento en un delito, independientemente de que se haya producido un accidente o situación de peligro evidente.
- Conducción temeraria bajo la influencia del alcohol. Aunque no se superen las tasas mencionadas, se puede considerar delito si la conducción es manifiestamente temeraria, poniendo en riesgo la vida o integridad de las personas.
Las consecuencias de cometer un delito de este tipo son mucho más severas:
- Pena de prisión: En estos casos, el conductor puede enfrentarse a una pena de prisión de tres a seis meses. La duración dependerá de varios factores, como el nivel de alcohol y la reincidencia del infractor.
- Multa: Como alternativa a la prisión, el juez podría imponer una multa de seis a doce meses. La cuantía de la multa se calculará en función de la situación económica del infractor.
- Trabajos en beneficio de la comunidad: Otra posible condena es la realización de trabajos en beneficio de la comunidad por un período de 31 a 90 días. Esta opción es, en ocasiones, la preferida para aquellos conductores que muestran arrepentimiento y desean evitar una condena de prisión.
- Privación del derecho a conducir: Además de la prisión, multa o trabajos en beneficio de la comunidad, el juez impondrá en todo caso la pena de privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por un período de uno a cuatro años.
En conclusión, conducir bajo los efectos del alcohol es una infracción extremadamente grave que puede acarrear serias consecuencias tanto administrativas como penales. Dependiendo de la tasa de alcohol detectada y de las circunstancias en las que se cometa la infracción, el hecho de conducir bajo los efectos del alcohol puede ser sancionado administrativamente con una multa y la pérdida de puntos del carné, o suponer la comisión de un delito, con penas de prisión y la privación del derecho a conducir.
Es fundamental ser consciente de los límites legales y las posibles sanciones, no solo para evitar problemas con la justicia, sino también para garantizar la seguridad de todos los usuarios de la vía. La mejor manera de evitar enfrentarse a estas graves consecuencias es actuar con responsabilidad, planificando el transporte con antelación si se tiene previsto consumir alcohol. Recuerda: la prevención es la clave para evitar situaciones de riesgo y proteger vidas, incluida la tuya.